El programa Jóvenes Corresponsales de la Embajada estadounidense me sigue sorprendiendo. Como corresponsal de Cerro Largo realizo una evaluación y balance de lo ocurrido hasta el momento, desde los pensamientos e ideas que han inspirado dicho programa en mi persona.
Para iniciar la evaluación pero también a modo de reflexión, el Programa me ha llevado a revisar los pensamientos de líderes estadounidenses y de nacionalidad uruguaya, que en diferentes épocas y situaciones compartían ideales, pensamientos y valores. Esta tarea de investigación histórica, me ha dejado gratamente sorprendida al renovar en ellos, mi inspiración por informar y transmitir un mensaje a mi Comunidad –y porque no, pensando en grande, al mundo. Nuestros líderes, defendieron e inspiraron valores clásicos que nos son comunes como la defensa de la democracia, la libertad, pero lo más importante es que nos demostraron nuestras posibilidades.
Ya nuestro prócer nacional, José Gervasio Artigas lo mencionaba: “Nada tenemos que esperar si no es de nosotros mismos”, marcando así el inicio de una revolución, interna, transformadora. Por otro lado Benjamín Franklin con ingenio y creatividad lo demostró en su época y lo instauró como filosofía de vida. Desde su humildad y gracias al esfuerzo llegó a ser uno de los personajes más renombrados de la época, revolucionario, estadista, pero también inventor y científico. Ambas personalidades, inspiraron a hombres y mujeres de aquellas épocas y de éstas épocas, demostrando que hay que salir al encuentro de las oportunidades, porque las oportunidades de progreso están allí y depende de nosotros aprovecharlas. Promover lo que se llama “sueño americano”, promover las causas nobles entre los ciudadanos, el espíritu de superación, son alguno de sus legados.
Franklin es de los personajes históricos que mejor refleja mi sentimiento hacia el Programa Jóvenes Corresponsales, desde la perspectiva de las oportunidades que ofrece.
Con su esfuerzo y su generosidad contribuyó con su sociedad y su nación y pese a su origen humilde, por sus inventos e innovaciones no recibió remuneración monetaria alguna. Su inteligencia y esfuerzo lo dirigió hacia la creación de oportunidades, para compartirla con los demás, la primera biblioteca y una universidad son las que se destacan.
Abraham Lincoln, el décimo sexto presidente de los Estados Unidos, por su parte, fue un líder recordado, entre otras cosas, porque logró entusiasmar y fomentar la opinión y participación de sus ciudadanos mediante sus discursos. Al igual que lo que planteaba el ideario artiguista, ambos pretendían encontrar una reacción en el receptor de su mensaje, destacando el poder de la comunicación bien empleado, puede cambiar el mundo para bien de la humanidad.
Este mensaje puede ser un discurso, una carta, un artículo. Al analizar su legado, las hazañas de éstos recordados líderes, reflexiono que ya desde épocas remotas las dos naciones crecieron al ritmo de sus mejores mentes, y encuentro en ellos, ejemplos a seguir. Comunicar con inspiración honesta, generosa buscando una reacción en el lector. Pretender que la noticia brinde la materia prima de calidad al lector, escucha o televidente para que éste pueda crear su idea y hacerlo así partícipe de su sociedad, de su entorno, involucrarlo en su propio progreso.
Martin Luther King, con su ejemplo de vida demuestra que frente a las adversidades o problemas es posible salir adelante. Líderes como él son fuente de inspiración para quienes defiendan los derechos civiles. Estos mismos liderazgos los encuentro también en mi País, revolucionarios históricos que defendieron la libertad, la igualdad y la democracia. La existencia de ellos, refuerzan mi idea de que la labor del comunicador, con sus investigaciones puede promover a que la gente piense con cabeza propia, “sin miedo y diferente”.
Independiente al partido, sexo, raza, religión, estas personas apostaron a algo diferente, a defender sus valores y principios, a dar participación, a dar todo de sí por sus semejantes. América con estos líderes y ejemplos de vida refuerza su humanidad y la proyectan en un mundo de constante cambio.
Todo esto es lo que me inspira hoy a seguir haciendo lo que hago, y a valorar lo que me brindó el Programa Jóvenes Corresponsales. Gracias a esta oportunidad entiendo mejor el mundo, me esfuerzo por entender, aprender la historia y los vínculos que unen a los americanos de todos los países del continente. Esto refuerza mis metas y genera nuevos desafíos, nuevos sueños en mí.
Las jornadas de integración y aprendizaje, que son los seminarios, están cargados de ideas, al finalizar de estos eventos se produce una descarga que me demuestra cuán valioso es el trabajo periodístico, y cuanto deseo hacerlo.
Las herramientas (como son la computadora, la cámara, entre otros) sumado a los saberes y la interacción que hemos adquirido y tenido en los Seminarios, nos dieron esas oportunidades que Franklin o Artigas, buscaban para sus ciudadanos. Los periodistas, los buenos periodistas, tienen que brindar información verídica para que los ciudadanos puedan formar su opinión, ¡ésta es nuestra tarea! Esta es nuestra gran función, ¡formamos opinión! Una buena opinión se forma con buena información y esta se obtiene con investigación, ética y mucho esfuerzo.
Esto es lo que estoy aprendiendo en la Embajada, todo es aprendizaje, todo es investigar, todo es compartir.
En un país donde todavía quedan personas jóvenes comprometidas y con ideas emprendedoras este es un espacio propicio que brinda el vínculo entre países unidos por la amigable y fraterna búsqueda del progreso. Hoy los jóvenes contamos con esta oportunidad, para seguir creciendo en la búsqueda de nuestro desarrollo personal y colectivo.
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| Trabajo en el Tercer Seminario de Jóvenes Corresponsales- Fotografía: Vince Alongi |
Manuela García.
